El samoyedo, conocido popularmente como «
sammi» debe su nombre a la tribu samoyedo o
nenetsky, del norte de Rusia y Siberia. Estos pueblos nómadas, pastores de renos, criaron esta raza como sus ayudantes en las labores de pastoreo, para tirar de los trineos que eran su principal medio de transporte y para dar calor a sus familias, ya que los perros dormían con ellas por las noches. Esta estrecha y continua convivencia con los seres humanos durante generaciones moldearon un perro extremadamente sociable, amistoso y dispuesto a participar en cualquier actividad familiar, pero también un perro que conserva ciertos rasgos de independencia propios de sus antepasados, cuando pastoreaban grandes rebaños de renos o realizaban largas migraciones tirando del trineo.
Su encantadora expresión, conocida en todo el mundo como «sonrisa de samoyedo», resulta de la combinación de la forma y posición de los ojos con los ángulos de la boca ligeramente curvados hacia arriba.
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