Tener un perro o un gato es una fuente de afecto y compañía que nos aporta numerosos beneficios físicos y emocionales. Es un miembro más de la familia y uno de los momentos más duros para nosotros será afrontar que, lamentablemente, un día nos dejará para siempre.
El trauma y la tristeza que suponen la muerte de un perro o un gato pueden llegar a ser muy difíciles de superar para su propietario.
Cada persona, cada familia, cada circunstancia son singulares y únicas, y no existen reglas fijas o consejos perfectos para ayudar en la etapa de duelo, sin embargo algunas pautas sí nos pueden ayudar a superarlo y a sentirnos más confortados emocionalmente.