El envejecimiento de nuestros perros es un proceso natural, en el que la aparición de los primeros signos de la edad puede variar en función de su tamaño –los de menor envergadura suelen tener una mayor esperanza de vida– o de su modo de vida. Se suele considerar que a partir de los siete u ocho años el perro comienza a entrar en una primera etapa de madurez en la que tendremos que tener en cuenta sus nuevas necesidades, tanto nutricionales como de hábitos saludables para asegurarnos de que disfruta de una óptima calidad de vida.
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