Los grandes atletas del mushing. ¿Sabes cómo los cuidan?

Los perros que participan  en carreras de mushing de larga distancia necesitan unos cuidados especiales por los grandes esfuerzos que realizan.

Cuidados esenciales

Además de una determinada alimentación, basada en nutrientes muy energéticos, y una correcta hidratación, es fundamental un buen entrenamiento que debe comenzar meses antes de la época de las grandes carreras.

Los problemas que pueden presentar estos perros a lo largo de una competición son muy diferentes a los que se pueden ver en la clínica diaria. Para ello durante el trascurso de la prueba, un equipo de veterinarios especialmente preparados,  trabaja continuamente velando por su salud.

Veterinarios especializados

Existen varios  puntos de control localizados a lo largo del trayecto de la carrera donde los perros deben ser chequeados uno a uno, para lo cual hay ya un protocolo específico. Se decide así en base a su estado físico, si reúnen las condiciones adecuadas para continuar en competición o si, por el contrario, deben ser retirados y tratados médicamente. Todos llevan su identificación y el musher lleva consigo una tarjeta o libro veterinario donde es anotada cualquier eventualidad que tenga especial importancia sobre un perro o sobre el equipo entero para establecer un seguimiento.

Es importante observar cómo entra el equipo al punto de control, para comprobar su actitud y si existe alguna anormalidad en el paso. Inmediatamente el musher los despojará de los botines de neopreno que deben llevar y les ofrece un snack especial para luego dejarlos descansar sobre camas de paja y alimentarlos. Es justo antes de su descanso el momento del chequeo, pues una vez acostados los perros no deben ser molestados.

Cuidado del perro de mushing

Protocolos de salud

Una buena actitud y apetito revelan una buena salud. Es prioritario el llamado protocolo HAWL: Hidratación y ritmo cardiaco, Actitud y Apetito, Peso y condición corporal y Pulmones.

Se presta especial atención a lesiones del aparato locomotor, sobre todo en carpos y hombros, que son muy frecuentes. Existe para ello también un protocolo de exploración específico. Si no responden a masajes, compresión y reposo, pueden ser motivo de retirada de la carrera. Todos los mushers saben cómo masajear a sus perros, colocarles protectores compresivos de carpos y aplicar determinados aceites permitidos durante la prueba.

Su aparato digestivo es muy susceptible de sufrir úlceras por estrés, pues sus niveles de adrenalina son altos y deben correr con el estómago vacío. Para ello, desde antes y durante toda la carrera, el musher trata a los perros diariamente con antiácidos o protectores de estómago, además de probióticos para evitar úlceras gástricas y diarreas con sangre. Se vigilará especialmente a perros que hayan vomitado durante la carrera,  pues sufren riesgo de padecer una neumonía por aspiración, cuyo desarrollo puede ser grave y rápido.

Perros demasiado cansados, deshidratados, que presenten sonidos pulmonares o cardiacos anormales, con cojeras  o alteraciones musculoesqueléticas que no respondan al reposo son retirados de la carrera y tratados y estabilizados por el equipo veterinario. Se presta también especial atención a la aparición de miopatías (miopatía del perro de trineo) que se presentan habitualmente a partir de los 500 km de carrera. Para ello, cada punto de control cuenta con un completo botiquín y dependencias especialmente habilitadas.

 

Las normas de tratamientos permitidos durante las carreras varían entre ellas, pero por lo general se limitan a antiácidos, antidiarreicos, determinados ungüentos para afecciones podales y algún colirio. Cualquier otra intervención supone la retirada inmediata de la competición.

La decisión de retirar a un perro se toma siempre conjuntamente con el musher y es frecuente pedir una segunda opinión entre compañeros veterinarios que ratifiquen el diagnóstico. En ocasiones es el propio musher el que decide la retirada de un animal al llegar a un punto de control, o bien durante el trayecto lo separa él mismo. En este caso, el perro llega dentro del trineo y bien el propio musher o el handler lo conducen a las dependencias veterinarias para que reciba tratamiento.

Estos verdaderos atletas están en todo momento bajo la atenta vigilancia de su musher, su handler y todo un equipo veterinario para ayudarles a cruzar la línea de meta en unas condiciones óptimas, primando, por encima de todo, su bienestar.

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