Varias supersticiones y leyendas rodean a los gatos negros, asegurando que traen mala suerte o incluso malos auspicios si uno se cruza en nuestro camino. ¿Cuál es el origen de este mito? Hoy os hablaremos sobre él.
Los gatos negros no han sido siempre el blanco de las supersticiones o considerados causa de mala suerte. De hecho, en la época de los egipcios tempranos, que se remonta hasta el año 3000 A.C , los gatos (incluidos los negros) eran las estrellas del mundo animal, teniéndolos en alta estima. Para ellos eran animales sagrados, relacionados con el culto a la diosa Bastet, y matar a uno era considerado un crimen capital. Los romanos también consideraban el gato como animal sagrado y fueron, con sus legiones, sus introductores en Europa.
No fue sino hasta la Edad Media en Europa en que su estatus cambió, ya que comenzaron a asociarse a la llamada brujería. La histeria provocada por la supuesta existencia de brujas que practicaban la magia negra acababa de golpear Europa. Los gatos callejeros a menudo eran atendidos y alimentados por ancianos y ancianas solitarias, más tarde acusados de brujería. Sus compañeros felinos, algunos de los cuales eran de color negro, fueron considerados culpables por asociación.
La creencia de que las brujas se convertían en gatos negros con el fin de merodear por las calles se convirtió en una creencia en América durante la caza de brujas de Salem en el siglo XVII. Incluso hoy en día la asociación de los gatos negros y brujas se mantiene durante las celebraciones de Halloween, a pesar de inicios religiosos de esa fiesta.
Sin embargo, en algunas culturas, el gato negro es todavía venerado y un símbolo de buena suerte. En Escocia la entrada en una casa de un gato negro significa prosperidad, y en la Inglaterra victoriana, si los recién casados encontraban un gato negro, significaba buena suerte y buenos augurios. Del mismo modo, los marineros creían que tener un gato a bordo les traería buena suerte, al igual que sus esposas gustaban de tener un gato negro en casa, pues eso significaría que llegarían sanos y salvos a casa.
En Europa, exceptuando países como Italia o España, un gato negro en el camino se considera portador de buena suerte; sin embargo, en los EE.UU. y otras zonas europeas, que mantuvieron cazas de brujas, la asociación a las mismas los hizo ser considerados como animales diabólicos o de mal agüero.
Vemos cómo, dependiendo de dónde nos hallemos, varía el sentimiento hacia estos felinos, desde la mala a la buena suerte, solamente movido por la superstición popular. Los gatos negros pueden ser, independientemente de su color, magníficos y cariñosos compañeros de los que disfrutar.