El primer pienso de mi cachorro

Uno de los momentos cruciales en la vida de un cachorro es el destete, es decir el paso de la dieta láctea (la leche de su madre o una leche de sustitución si la perra no pudo amamantarle) a la alimentación sólida, su primer pienso. Es importante realizar esta transición de la manera más segura posible. Estos cuatro pasos te ayudarán.

¿Cuándo empieza un cachorro a comer pienso?

Por lo general, es la madre la que comienza a marcar el inicio gradual del destete: este suele comenzar entre las tres o cuatro semanas de edad, y hacia las ocho o nueve semanas de vida (aproximadamente) de sus cachorros, la madre ya ha perdido el interés en amamantar con la misma intensidad y exigencia a sus pequeños, cuyos dientes -que comenzaron a salir unos quince o veinte días tras su nacimiento-, ya comienzan a lastimarle las mamas.

A esto se suma la atracción de los cachorros por satisfacer sus crecientes necesidades nutricionales con otro alimento que no sea la leche de mamá: es el momento de escoger el primer pienso del cachorro.

¿Cuál debe ser el primer pienso del cachorro?

Es fundamental acertar lo máximo posible con la elección del primer pienso del cachorro, que debería ser un producto especialmente formulado para esta decisiva etapa de su vida.

Estos piensos específicos para realizar la transición entre la dieta láctea (líquida) a la alimentación sólida se denominan «starter» o «pienso de arranque», y se proporciona hasta que el cachorro tiene de dos a tres meses de edad, según su tamaño, estado fisiológico y pautas de crecimiento.

El primer pienso del cachorro: características fundamentales

Es esencial que este primer alimento sólido satisfaga unas necesidades nutricionales tan extraordinarias y que aporte todos los nutrientes que precisan los cachorros de tan corta edad, ya que de una correcta alimentación depende en gran medida su desarrollo equilibrado, y su salud. Estos son los factores clave:

– Favorecer el ritmo de crecimiento:
Uno de los baremos más importantes para constatar que todo va bien es que su ganancia de peso sea la adecuada, por ello el primer pienso del cachorro debe favorecer este aumento progresivo y controlado del peso gracias a una concentración energética (calorías) elevada, que compense el equilibrio negativo que se produce de forma fisiológica en esta etapa post-destete.

– Promover la seguridad digestiva:
Dada la inmadurez y fragilidad del sistema digestivo de los cachorros tan pequeños, el primer pienso del cachorro debe estar formulado con una excelente digestibilidad, y aportar nutrientes prebióticos (fructoligosacáridos y mananoligosacáridos) que promueven el equilibrio de la flora intestinal, para beneficiar su salud digestiva.

-Fomentar el desarrollo cognitivo y potenciar el sistema inmunitario:
El primer pienso del cachorro debería aportar ácidos grasos omega 3 de excelente calidad, que son muy importantes en multitud de funciones orgánicas, y contribuyen al desarrollo del sistema inmunitario ¡tan importante en esta edad!, con lo que se reduce la probabilidad de infecciones víricas o bacterianas y se mejora la protección inmunitaria en las vacunaciones. Además, el DHA (ácido docosahexanoico), es un tipo de ácido graso omega 3 esencial para el correcto desarrollo neuronal de los cachorros, propiciando su capacidad de aprendizaje.

 

 

– Resultar apetitoso, para animar a los cachorros a tomar alimento sólido:
La palatabilidad (el hecho de que les guste) es fundamental para que este primer contacto con su primer pienso sea satisfactorio y tenga continuidad.

-Croquetas adaptadas en tamaño:
Las dimensiones y forma de las croquetas son muy importantes a esta edad; unas croquetas pequeñas, desarrolladas para adaptarse a las mandíbulas de los cachorros, facilitan su ingesta y además se rehidratan con facilidad, permitiendo la fácil preparación de estas primeras papillas.

El primer pienso del cachorro: cómo dárselo

Cuando el fin de la lactancia llega, el cambio ha de hacerse siempre de manera gradual y debemos, entre toma y toma de leche, comenzar a introducir el starter en forma de papilla rehidratada en agua tibia: los cachorros deben recibir de tres a cuatro tomas al día de esta forma.

A medida que la mandíbula y la dentadura del cachorro se va fortaleciendo y su tracto digestivo va madurando ya se le puede ofrecer en seco, también paulatinamente: poco a poco vamos disminuyendo la cantidad de agua agregada, hasta llegar a ofrecerles solo el pienso sólido.

Si tienes más de un cachorro de la misma edad es importante asegurarse de que cada uno toma la ración que le corresponde.  En el caso de las camadas, los cachorros se `animan´ unos a otros para comer sus primeras papillas y puede existir una cierta `competición´ entre los más glotones y decididos y los más tímidos, por eso es importante supervisar las tomas.

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