Aunque por su nombre se puede deducir que este pequeño perro es originario de la isla de Malta, en realidad no es así, ya que antepasados de esta raza eran ya conocidos en la antigua Roma, como perros de compañía.
Su extraordinaria popularidad se debe no solo a su pequeño tamaño y a su níveo y abundante pelaje, sino también a su temperamento alegre, amigable, afectuoso e inteligente, como un eterno cachorro.
Una raza con mucha historia
El origen del maltés es un tanto confuso y notablemente antiguo, ya que se cree que comerciantes fenicios trajeron de Egipto perros parecidos a los ancestros de esta raza (probablemente hace más de 2000 años), siendo posteriormente muy difundida a lo largo de la cuenca mediterránea.
Según indica su estándar F.C.I., el adjetivo «maltes» procede de la palabra semítica «malat» que significa refugio o puerto. Esta raíz semítica se encuentra en una amplia serie de nombres de lugares marítimos como el nombre de la isla adriática de Méléda, el de la ciudad siciliana de Melita y, por supuesto, también en el de la isla de Malta.
Así, en aquel tiempo eran común ver a los primigenios malteses en los puertos de las localidades marítimas del Mediterráneo Central, cazando roedores tanto en tierra como en las bodegas de los barcos.
El tamaño y peso del bichón maltés
Según el estándar de la Federation Cynologuique International (F.C.I.) un maltés macho debería medir de 21 a 25 cm a la cruz y de 20 a 23 las hembras. El peso admitido en este patrón racial es de 3 a 4 kg.
En el estándar estadounidense de la raza — regido por el American Kennel Club (AKC) —, país en el que es tremendamente popular, se indica que su peso debe oscilar de 1,81 kg (4 libras) a 3,18 kilos (7 libras), siendo deseable entre 1,8 y 2,7 kilos.
El ciudado del pelo del bichón maltés
El pelaje blanco, liso, denso, sedoso y largo del bichón maltés es sin duda su seña de identidad más clara. Requiere dedicación para mantenerlo en perfecto estado y evitar enredos, por ello es importante acostumbrarle desde cachorro a las rutinas higiénicas. Se trata de una de las pocas razas caninas que carece de subpelo, por ello no muda.
El maltés posee un pelo muy fino, tendente a enredarse o romperse si no se realiza un cepillado casi diario, mejor con algún acondicionador hidratante, si se quiere conservar el manto largo.
Si el maltés lleva su pelo corto el cuidado diario requiere menor intensidad, aunque es importante saber que la piel de este perro es muy delicada por lo que no se le debe rasurar nunca completamente: se recomienda dejarle una longitud mínima de unos tres y medio a cuatro centímetros de pelo. Es muy popular el llamado «corte de cachorro», que se suele realizar a tijera, y le otorga un aspecto encantador y ¡mucho más sencillo de mantener bien en casa!
La educación del bichón maltés
Aunque por su pequeño tamaño pueda parecer frágil y necesitar de una protección especial por parte de su familia, en realidad el maltés es un perro muy alegre y activo, sociable con otros perros y animales, muy inteligente y con gusto por el aprendizaje. Puede resultar ligeramente tímido con los extraños en un primer momento, hasta que entabla relación con ellos, entonces mostrará su carácter amable y amistoso.
Generalmente, es un error en su educación tender a la sobreprotección por mor de su delicado aspecto. El bichón maltés necesita una educación y aprendizaje como cualquier otro perro, con afecto y coherencia, estableciendo normas y límites, estimulando su inteligencia mediante el juego y rutinas mentales, socializándole correctamente y procurándole el ejercicio que necesita diariamente.
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