Muchas personas que aman a los perros se acercan al nuestro mientras le paseamos, en su deseo de saludarle, acariciarle y jugar con él. Sin embargo, no todos los canes aceptan de buen grado este contacto espontáneo con desconocidos, ya que lo pueden interpretar como una invasión de su espacio.
En el caso de que el perro vaya suelto o de que no vaya acompañado en ese momento por una persona, es mejor ignorarle, a menos que estemos seguros que viene a nuestro encuentro de una manera amistosa.
Preguntar siempre antes de tocar a un perro desconocido
Esto es especialmente importante en el caso de los niños, quienes suelen sentirse atraídos por los perros y corren hacia ellos para acariciarles. Siempre hay que preguntar al propietario si al perro le gusta que le toquen desconocidos o no, y pedir su permiso para hacerlo, ya que a lo mejor en ese momento al propietario puede resultarle molesto ese encuentro.
Así nos podemos acercar a un perro desconocido
Debemos aproximarnos tranquilamente, sin correr y sin movimientos bruscos, casi con despreocupación, para que el perro pueda vernos venir, hablándole en un tono de calma y afecto, sin confrontarle visualmente y sin intentar abrazarlo, ya que a los perros no les suele gustar este gesto por parte de personas que no conocen, y lo pueden interpretar como una agresión o un gesto de bloqueo, del que intentarán escapar.
Algunos perros pueden sentirse `amenazados´ si nos acercamos frontalmente o por detrás de ellos, aproximarnos lateralmente será la mejor opción.
Permitir que el perro desconocido nos huela antes de acariciarle
El olfato es la otra `vista´ del perro, por ello, dejar nuestra mano a la altura de su nariz y permitir que nos la huela es una gran primera toma de contacto. Si el perro nos acepta, se acercará y aprovechará para olernos también la ropa o los zapatos (especialmente si nosotros también tenemos un perro), en ese momento de confianza podemos acariciarle levemente el cuello, sin forzarle a aceptar las caricias.
Cómo acercarse a un cachorro desconocido
Esta es una tarea más fácil, ya que, en la mayoría de los casos, será el propio cachorro el que venga, juguetón, hacia nosotros a recibir caricias y mimos. Especialmente a una edad temprana (los tres o cuatro meses, en cuanto pueden salir a pasear), a los cachorros les encanta `saludar´ a todo el mundo por la calle: este contacto con extraños favorece, además, su socialización. Aún así, si observamos que su propietario es reticente a ese contacto o el cachorro es tímido o asustadizo, es oportuno preguntarle antes de lanzarnos a `achucharle´.
Aprender a identificar las señales corporales de un perro desconocido
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