Akitas: majestuosos y carismáticos

Poderosos e inteligentes, tanto el akita americano como el japonés fascinan a miles de aficionados en todo el mundo por su historia llena de leyenda, espiritualidad y avatares. Un mismo tipo de perro, originario de Japón, que finalmente tomó caminos separados a lo largo de la historia, y acabó convirtiéndose en dos razas diferentes.

Una larga historia común

Originariamente, la historia del akita americano es la misma que la del akita japonés. Hacia principios de 1600, perros llamados «Matagi Akitas» (cuyo significado sería «perros de tamaño mediano para la caza del oso»), procedentes de la región de Akita (norte de Japón), se empleaban en los populares rituales de perros de pelea; hacia mediados de 1800, se fueron cruzando con otras razas de gran envergadura como el tosa y el mastiff, con el fin de aumentar la corpulencia de los akitas de la época, primando la fuerza sobre los rasgos de tipo spitz característicos de los primigenios akitas, cuando en 1908 se prohibieron las peleas de perros, un gran número de aficionados nipones se dedicó a preservar y recuperar la raza (tal como había sido) que actualmente goza del estatus de tesoro nacional en Japón.

 

Durante la Segunda Guerra Mundial esta carismática raza estuvo en serio peligro de extinción, y se restauró trabajosamente con perros de la línea Dewa, que físicamente conservaban rasgos de la influencia del mastiff y de pastores alemanes, y poseían una gran inteligencia. Muchos de estos perros llegaron a EEUU de manos de militares norteamericanos, y rápidamente se hicieron populares por su espectacular belleza y su carisma entre los criadores y aficionados caninos de ese país. El club americano del akita se creó en 1956 y el American Kennel Club (AKC) aceptó la raza en octubre de 1972.

Y un presente separados

 A pesar de tener en común una historia longeva, apasionante y azarosa, la cinofilia oficial acabó reconociéndolas como diferentes, en un largo proceso burocrático. En un primer momento, la Federation Cinologique International, dentro de su acuerdo de reconocimiento de los pedigríes emitidos por el AKC, reconocía a los akitas americanos como akitas, pues esta era la denominación con la que venían de los Estados Unidos.

La raza participaba y se juzgaba en exposiciones caninas conjuntamente con el akita inu tradicional, pero cuando la popularidad de la «variedad americana» se hizo tan abrumadora que opacó a la japonesa, el Japanese Kennel Club (miembro de la FCI), instó a esta organización canina a no reconocer a los akitas americanos como akitas inu y durante un tiempo los akitas americanos estuvieron en una especie de limbo oficial, pero dado el enorme peso que esta raza americana tenía en todo el mundo, finalmente la FCI redactó, en 2005, un nuevo estándar oficial para ella, que pasó a denominarse en un principio «Gran Perro Japonés» y se encuadró dentro del grupo 2 (con perros como el rottweiler, dobermann y molosos, entre otros).  Unos años después se aceptó la denominación por la que la raza había sido conocida siempre en todo el mundo: akita americano y regresó al grupo 5: spitzs asiáticos y razas semejantes, como su pariente japonés.

Actualmente, las denominaciones oficiales cinófilas de los países pertenecientes a la FCI son akita americano (o american akita) y akita (para la raza japonesa). En los Estados Unidos y Canadá, las asociaciones caninas más importantes siguen considerando todas las variedades dentro de la misma raza.

Muchos aficionados siguen denominando al akita japonés como akita inu, ya que «inu» significa perro en japonés, y acompaña al nombre de otras populares razas de este país como el shiba inu, el tosa inu o el hokkaido inu, entre otras.

Semejanzas y diferencias entre ambas razas

 Ambas razas conservan rasgos físicos similares propios de los spitz, como las orejas pequeñas, gruesas, triangulares, erguidas y ligeramente inclinadas hacia delante; una característica capa de doble pelaje que les protege en climas extremadamente fríos; ojos relativamente pequeños y en forma triangular, de mirada oriental y un porte majestuoso.

Los akitas americanos con más corpulentos y altos, y la variedad de colorido admitido entre ambas razas es notable.

Carácter de los akitas

Los akitas son perros valientes, confiados en sí mismos y con una sensación de dignidad e instrospección que enamora a sus fans. Son fuertes, ágiles y de movimientos casi felinos.

Con un aura de misterio, ambos akitas son extremadamente protectores y afectuosos con sus familias, su lealtad es legendaria.

Como otras razas de origen oriental, al mismo tiempo que están muy unidos a los suyos, conservan cierta independencia, y un aire distante y reservado. Son muy inteligentes y observadores, y necesitan estímulos mentales para aprender, ya que pueden aburrirse con facilidad, y tienden a ser obstinados.

Su socialización debe ser temprana, ya que pueden mostrarse territoriales con otros perros. La educación de un akita debe basarse en el vínculo estrecho que forma con su familia, en la confianza, en el refuerzo positivo, en la perseverancia y fundamentalmente, en el conocimiento de su carácter tan especial.

Al ser perros grandes, fuertes y de origen funcional, hay que dedicarles tiempo para que se ejerciten adecuadamente.

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