3 trucos útiles para tu perro

Aprender nuevas habilidades o trucos no es solo hacer actividad física sino, fundamentalmente, una forma de estimulación mental del perro a través del juego y del aprendizaje. Estas tres habilidades o ejercicios serán muy útiles en su vida cotidiana y reforzarán los vínculos con su propietario.

1 – Caminar hacia atrás

Muchos perros caminan hacia atrás en casa de manera natural para salir de un lugar estrecho o de un hueco en el que se han metido, por ello, para practicar este ejercicio debemos estar en un espacio angosto como un pasillo o la separación entre dos camas, o bien `fabricarlo´ colocando unas simples cajas o unas sillas.

El objetivo de este truco es que el perro comprenda que solamente obtiene su recompensa cuando se aleja de nosotros caminando hacia atrás

-Coloca a tu perro al final de ese pasillo y muéstrale una croqueta de pienso o golosina para que venga hacia ti.

-Cuando esté enfrente de ti, esconde la golosina detrás de tu espalda para que no la vea, y caminando hacia él, como `empujándole muy suavemente´ le vas diciendo `atrás´, instintivamente el perro retrocederá unos pasos y entonces inmediatamente le premias con la comida y le elogias.

-Es un ejercicio que suelen aprender fácilmente, y tras unas cuantas repeticiones (es recomendable ir cambiando el escenario), el perro ya no necesitará el incentivo de la comida y caminará hacia atrás tan solo con la orden verbal `atrás´ o cualquier otro comando gestual que hayas elegido para este ejercicio.

-Finalmente, puedes probar este ejercicio en un entorno al aire libre, donde el perro tendrá más distracciones, para comprobar si está bien aprendido.

Este sencillo ejercicio, además de estimular la mente de tu perro y convertirlo en un juego, puede ser útil para algunos momentos de su vida.

2 – Detenerse en un sitio determinado

Este truco también se puede practicar en casa y el objetivo es que el perro no franquee un determinado obstáculo y se quede detrás de él, sin avanzar. Es útil por ejemplo, para que el perro no traspase el umbral de una puerta, para que no pase de una habitación a otra, o que no cruce un determinado lugar.

Para fijar el límite por el que no puede pasar se puede utilizar algo tan cotidiano como el palo de una escoba o de una fregona, una hilera de cojines, una toalla enrollada, o simplemente abrir la puerta que comunica una estancia con la otra y fijar ahí una `frontera´. En ambos escenarios, el método será el mismo:

-Con una croqueta de pienso o una golosina en la mano, camina por tu perro por la casa, te seguirá para que le des el premio.

-Justo antes de franquear el límite establecido coloca en el suelo el premio, para que el perro lo recoja antes de cruzarlo, vuelve inmediatamente junto a él y felicítale, para que comprenda que quedarse en esa parte y no seguirnos tiene recompensa.

-Vuelve a coger otra croqueta y repite la misma acción: antes de cruzar el límite déjale la comida antes de cruzarlo y en cuanto lo recoja y se lo coma, felicítale con entusiasmo.

Normalmente son necesarias varias repeticiones seguidas durante varios días para que el perro comprenda que no debe traspasar el límite, aunque nosotros lo pasemos y sigamos adelante, hacia otra habitación.

Si el perro no se detiene y avanza con nosotros, volvemos a empezar el ejercicio completamente.

Poco a poco eliminaremos la comida como premio y simplemente le haremos creer que la dejamos en el suelo, y con nuestra mano en el suelo le decimos `ahí´, `para´, `quieto´, o cualquier otra palabra o gesto, mientras el perro olisquea el suelo buscando su premio, y le felicitamos.

Cada vez hay que ir incrementando el tiempo que el perro permanece detrás de nosotros, sin traspasar el límite, y nunca le premiaremos si lo traspasa y nos sigue; en este caso, volveremos a iniciar el ejercicio.

El paso final es prescindir totalmente de la comida como motivador del ejercicio, y que nuestro perro se quede quieto sin pasar, tan solo atendiendo a nuestra indicación verbal o gestual. Es positivo también practicarlo en diferentes partes de la casa, del jardín, del patio o en la calle.

3 – Enseñarle a tumbarse

Es uno de los ejercicios básicos para un perro, aunque a veces son reticentes a hacerlo. Te proponemos un método de aprendizaje muy sencillo para que lo comprenda fácilmente.

– Es más fácil si el perro ya sabe sentarse: pídele que lo haga enfrente de ti y coge una croqueta de pienso u otra recompensa comestible. Deja que la huela.

– Ve bajando la croqueta muy despacio hasta el suelo para que el perro la vaya siguiendo con su cabeza y con su cuerpo, de forma que en cuanto haga un mínimo gesto de tumbarse para cogerla (aunque solo ponga los codos en el suelo o apoye la tripa) se la das y le felicitas.

Tras varias repeticiones, en el momento que observes que ya se va tumbando completamente, es el momento de indicarle la palabra elegida: `tumba, `tumbado´, `al suelo´ o el gesto con las manos que escojas para que haga el ejercicio, para que cuando ya le retires la comida, el perro comprenda que debe tumbarse cuando se lo pidas.

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