¿Por qué los perros lamen la cara?

Seguro que te has preguntado más de una vez por qué tu perro te lame la cara. ¿Es su forma de  saludar? ¿Es un beso canino?

Los perros se lamen frecuentemente y por diversos motivos. Por ejemplo, la madre lame a los cachorros para limpiarlos y estimular la defecación y la micción cuando son muy pequeños. Alrededor de las seis semanas de edad, los cachorros lamen la cara y la boca de la madre cuando quieren que regurgite comida para ellos. Este es un remanente de un comportamiento ancestral, pues en la vida salvaje era más fácil para la hembra llevar la comida en su estómago que arrastrarla hasta el lugar donde se encontraba su camada.

Al crecer, los cachorros se lamen en el hocico entre sí como forma de comunicación y para aumentar los vínculos entre los miembros de la manada.

Al llegar a adultos, los perros se lamen como un signo de sumisión ante un individuo dominante. El perro que lame, por lo general, adopta una posición más baja, mirando hacia arriba, mostrando un comportamiento subordinado. El perro objeto de los lamidos, por lo general, no devuelve el gesto y muestra la cabeza en alto.

¿Cómo interpretar entonces que nuestro perro nos lama la cara?

Puede ser que tenga hambre y simplemente nos esté pidiendo comer, y también que nos esté diciendo que se encuentra  feliz de vernos. Otra posibilidad es que intente “limpiarnos” para reforzar vínculos o lo haga como un medio de comunicación o sumisión hacia nosotros.

Pero, ¿puede ser un signo  de afecto? Por supuesto que sí. El comportamiento de un perro puede ser estimulado con refuerzo positivo. Si lo recompensamos con besos y abrazos cada vez que venga a lamernos, lo interpretará como una acción positiva, y querrá repetir esta conducta que para él resulta gratificante, aunque para él no resulte un “beso” propiamente dicho.

Es importante saber que en casos de perros dominantes que estén en una situación de tira y afloja con sus dueños para subir de estatus en su jerarquía, es mejor permanecer serios e indiferentes a sus lamidos. Si respondemos con ellos de forma nerviosa y agitada dándoles besos y caricias, estos perros ansiosos de poder lo interpretarán como una señal de debilidad y sumisión por nuestra parte que refuerza su deseo de autoridad y le eleva de rango. Esto puede ser muy peligroso porque demasiados mimos a un perro con ansias de dominar en su «manada» son, con frecuencia, el motivo de reacciones agresivas cuando pretendamos que nuestro perro haga algo que no le gusta. Los perros dominantes necesitan un comportamiento equilibrado y sereno de su propietario que les demuestre que controla la situación y sigue siendo el que manda en casa.

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