Cuando tu terapeuta es un perro

La terapia asistida con perros goza de una gran difusión y reconocimiento en muchos países en todo el mundo, donde sus efectos beneficiosos están estudiados. En España desde hace años también se está introduciendo la participación del perro en diversos programas de terapia asistida con resultados muy positivos y prometedores. Conozcamos su portentosa versatilidad.

El perro se entrega incondicionalmente
Es conveniente aclarar que los perros de terapia son valiosos “ayudantes” de los equipos “humanos”, pero son los profesionales médicos los que evalúan y efectúan el seguimiento de los pacientes que integran cada programa terapéutico o educativo.

Está más que comprobado a nivel médico y psicológico que los perros tienen un gran capacidad para conectar rápidamente con nuestras emociones, de establecer un vínculo sin juzgar, entregándose completamente al paciente, y creando un magnífico puente de comunicación entre el terapeuta “humano” y el paciente, con el objetivo de mejorar su salud y bienestar físico y emocional.

Diferentes necesidades, increíbles beneficios
Su campo de acción afortunadamente es muy amplio y varía dependiendo de las necesidades de los colectivos de pacientes a los que ayudan y de su objetivo (mejorar el sistema cognitivo, sensorial o motriz, entre otros), ya que son perros entrenados para apoyar al terapeuta a conseguir una mayor interacción con los pacientes. Así trabajan con ancianos en geriátricos, en hospitales, con niños con autismo, niños con TDHA, y personas con algún tipo de trastorno emocional, como la depresión, o  problema conductual.

Los perros “terapeutas” viven con su guía o entrenador y bajo su supervisión participan en las sesiones de terapia en las que son requeridos. Estos asombrosos animales consiguen una disminución de los sentimientos de soledad, un incremento de la autoestima en los pacientes, una expresividad emocional más rica en las personas con las que participan en estos programas, potenciando la comunicación y mejorando las habilidades sociales de las personas, ayudan a reducir el estrés y los niveles de ansiedad, entre otros muchos beneficios.

cuando tu terapeuta es un perro

Cómo son los perros de terapia
El factor decisivo para elegir y entrenar a un perro para esta importante tarea es su temperamento: deben ser perros equilibrados, muy sociables, alegres, activos, afectuosos y por supuesto ¡muy inteligentes!

En las terapias participan perros de diferentes tamaños, pero todos con este mismo patrón de carácter. Habréis visto que muchos Labradores y Golden Retriever participan en este tipo de cometido, pero cualquier perro que cumpla los requisitos de carácter y que esté sano puede ser a priori un perfecto perro de terapia. Su entrenamiento y educación en socialización y obediencia se va realizando, generalmente, desde muy temprana edad.

En otro post os hablaremos de los los perros de asistencia, que viven con las personas a las que ayudan y son capaces de detectar alarmas médicas y de ayudar en las tareas cotidianas a personas con necesidades especiales.

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