Cómo cuidar a los cachorros huérfanos

En ocasiones nos podemos encontrar con la circunstancia, bien por abandono, muerte, enfermedad o insuficiente producción láctea de la madre, de tener que criar camadas de gatitos o perritos. ¿Cómo lo hacemos?

 

En primer lugar es fundamental mantener a los cachorros o gatitos juntos. Debemos alojarlos en una caja de un material fácil de limpiar y con las paredes lo suficientemente altas como para que no salgan o puedan caer cuando empiecen a caminar. Una buena opción es colocar toallas o mangas y sobre ellas un empapador o pañal. Éste lo deberemos cambiar varias veces al día, pues es imprescindible mantenerlos lo más secos y limpios posible. Debajo de las toallas no debe faltar una manta térmica o bolsa de agua caliente para mantener el calor, pues cuando son muy pequeños ellos no pueden regular su temperatura corporal por sí mismos, pero hay que tener en cuenta que no ha ocupar toda la superficie de la caja para que los cachorros puedan arrastrarse fuera de la zona de calor si lo necesitan. Otra opción es colocar sobre la caja una lámpara de calor de luz infrarroja como las utilizadas en las incubadoras o una lámpara de cerámica.

 

Para su alimentación utilizaremos lactoreemplazantes específicos, cuya fórmula es lo más parecida posible a la composición de la leche materna, para proporcionarles una nutrición equilibrada acorde a sus necesidades. Emplear cualquier otro alimento, o leche de vaca, puede acarrear graves consecuencias para animales tan jóvenes.

 

La leche maternizada se presenta en forma de polvo y debemos reconstituirla con agua caliente con la proporción polvo/agua recomendada por el fabricante. Para ello calentaremos agua a una temperatura de unos 45-50°C y si, por ejemplo, la dilución es 1:5 como en el caso de Arion Premium Milk, mezclaremos una medida de polvo por cinco veces la misma medida en volumen de agua en función del número de cachorros a amamantar. Es muy importante agitar bien con una cuchara la mezcla para conseguir una dilución perfecta y sin grumos.

 

Los alimentaremos con un biberón con tetina especial, evitando el uso de jeringuillas, pues podemos inducir involuntariamente que aspiren la leche provocando una neumonía por aspiración cuyo resultado puede ser fatal. La frecuencia inicial debe ser cada tres o cuatro horas. Administraremos la leche a una temperatura próxima a los 38-40°C y para ello no debemos colocarlos de espaldas, sino sobre su vientre y con el biberón ligeramente inclinado hacia arriba.

 

Y, ¿cuánta leche debemos darles? Durante las primeras semanas, la cantidad a administrar estará limitada por el volumen de sus estómagos, las tomas deben ser «ad libitum» pero frecuentes, como ya hemos dicho, lo ideal es una toma cada cuatro horas. Muchos perros recién nacidos solo pueden tomar entre 10 y 20 ml de leche por toma, mientras que el caso de los felinos puede ser incluso un tercio de esta cantidad. Es muy importante diluir la leche maternizada en polvo con la proporción recomendada por el fabricante, pues no hacerlo así puede comprometer gravemente la salud de los cachorros por provocar fallo renal. Hay que tener en cuenta que los cachorros no beben agua y por tanto no pueden compensar un exceso de concentración de la leche.

 

Tras la alimentación, debemos estimular la micción y defecación, imitando la acción de la madre al lamerles la zona perianal. Frotaremos este área con un algodón ligeramente humedecido para desencadenar estos reflejos y los limpiaremos.

 

Para asegurarnos de que todo va bien, debemos pesarlos regularmente. Es posible que el peso disminuya durante los dos o tres primeros días debido al cambio de dieta, pero tras este periodo su crecimiento ha de ser muy parecido al de los cachorros criados por su madre.

 

Una vez que abren los ojos y pueden caminar, podemos incitar a que beban el mismo producto de un platito tras la toma del biberón. No dejaremos el platito más de 20 minutos cada vez y tras ese tiempo lo retiraremos.

 

A las cuatro semanas de vida introduciremos el alimento semisólido. Prepararemos una papilla a base de la leche maternizada reconstituida y un pienso de destete o starter. Al mismo tiempo, ofreceremos agua a libre disposición y comenzaremos a espesar esta papilla. Esta etapa estimulará que se acostumbren a la alimentación sólida, masticar y deglutir y la adaptación de su tracto gastrointestinal a su nueva dieta.

 

Entre las ocho y diez semanas deben estar consumiendo ya una dieta normal de cachorros (puppy), para lo cual seleccionaremos la más idónea para esta etapa de su vida, en función de su tamaño adulto en el caso de perros y un producto para gatitos (kitten) en el caso de los gatos.

 

 

 

 

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